En el quinto aniversario de su partida, el 25 de noviembre de 2020, el fútbol mundial recuerda a Diego Armando Maradona como ese genio rebelde, irrepetible, que transformó el deporte en arte y pasión popular.
Nacido el 30 de octubre de 1960 en Villa Fiorito, un barrio muy humilde de Lanús, en el conurbano bonaerense, Maradona creció entre la pobreza y el potrero —como se les llama en Argentina a los campitos de fútbol improvisados en cualquier terreno. Con apenas ocho años ya deslumbraba en los Cebollitas de las divisiones infantiles de Argentinos Juniors, el club que lo vio debutar profesionalmente el 10 de octubre de 1976, diez días antes de cumplir 16 años, y donde nació el apodo de “Pelusa”, por su abundante cabellera.
En el equipo de La Paternal marcó 116 goles en 166 partidos y se convirtió en el ídolo precoz que todo Argentina esperaba.
El salto a Boca Juniors y el primer gran amor
En 1981 llegó a Boca Juniors, donde conquistó el Torneo Metropolitano de ese año. Aunque su paso fue breve —40 partidos, 28 goles—, el abrazo con la hinchada xeneize marcó para siempre su identidad. El equipo porteño lo vendió al Barcelona, pero sus hinchas nunca lo dejaron irse de sus corazones.
Barcelona: talento y tormentas
Fichado por el FC Barcelona en 1982 por una cifra récord, Maradona no tuvo una buena temporada con la camiseta blaugrana: sufrió hepatitis, una fractura de tobillo provocada por una terrible entrada del defensor Andoni Goikoetxea y algunos problemas extradeportivos. A pesar de ganar una Copa del Rey y una Supercopa de España, su etapa catalana (1982-1984) quedó eclipsada por la sensación de que Europa aún no estaba preparada para contener su intensidad.
Nápoles: la redención europea y los dos scudetti históricos
El verdadero renacimiento llegó en 1984 con el Napoli. En el sur de Italia, considerado entonces el patio trasero del país, Maradona lideró una revolución:
Scudetto 1986-87: el primero en la historia del club desde su fundación en 1926.
Scudetto 1989-90: el segundo, acompañado de una Copa UEFA (1989) y una Supercopa italiana (1990).
En Nápoles no solo fue capitán: fue considerado casi un dios. Incluso en la actualidad, a más de 35 años de aquellas gestas, las calles aún llevan murales gigantes y el estadio San Paolo pasó a llamarse Diego Armando Maradona. Para los napolitanos no hubo ni habrá otro como él.
México 86: la mano de Dios y el gol del siglo
La cumbre absoluta llegó en el Mundial de México 1986. Argentina conquistó la Copa del Mundo con Maradona como líder absoluto. Descolló en partidos contra Bélgica y la final ante Alemania, aunque en la memoria colectiva siempre quedará aquella semifinal contra Inglaterra. Tenía, para los argentinos, cierta dosis de revancha por la derrota en la Guerra de Malvinas cuatro años antes. Allí se dieron dos de los goles más recordados de esa copa del Mundo y los dos que más llegaron al corazón del hincha albiceleste:
El polémico primer gol con ante Inglaterra —del que después él mismo confesaría que lo hizo “la mano de Dios”.
Pocos minutos después, el gol del siglo, partiendo desde su propio campo y dejando tendidos a cinco ingleses.
“El Pelusa” Maradona capitaneó al equipo hasta la dramática final ganada 3-2 a Alemania Federal. Ese torneo lo consagró como el mejor jugador del planeta.
Estados Unidos 94 y la sombra del doping
Argentina llega al Mundial Italia 1990 como campeón defensor y tras perder el partido inaugural con una sorprendente Camerún, rehace su camino y llega a la final. Nuevamente contra Alemania, pero esta vez los europeos ganarían con un muy polémico gol de penal y una Argentina que se queda con 9 jugadores.
Cuatro años después, en la gesta de Estados Unidos 1994, Maradona lidera nuevamente la Selección Albiceleste, que ya contaba con jóvenes estrellas como Gabriel Batistuta, Hernán Crespo y Diego “El Cholo” Simeone —hoy entrenador del Atlético de Madrid. Después de un contundente 4-0 ante Grecia en el debut y un triunfo 2-1 ante Nigeria, un control antidoping positivo en el astro argentino lo deja fuera de la competencia. Fue el inicio del fin de la era Maradona con la camiseta 10 de su selección.
Regreso a Argentina y ocaso como futbolista
De vuelta en el país jugó en Newell’s Old Boys (1993-1994) y cerró su carrera en Boca Juniors (1995-1997), ya afectado por las suspensiones por dopaje y los problemas físicos. Su último partido oficial fue el 25 de octubre de 1997 ante River Plate.
Etapa como entrenador: luces y sombras
Como director técnico estuvo al frente de clubes menores, también con su querido Boca Juniors durante un breve período y, sobre todo, dirigió a la Selección Argentina entre 2008 y 2010. Llevó al equipo —con un Messi muy joven— al Mundial de Sudáfrica 2010, donde cayó 4-0 ante Alemania en cuartos de final. Su estilo visceral y su lealtad a los jugadores quedaron como sello.
El adiós y la polémica que no cesa
El 25 de noviembre de 2020, Maradona falleció a los 60 años en una casa de Tigre, dos semanas después de una operación por un hematoma subdural. La autopsia determinó un edema pulmonar agudo secundario a insuficiencia cardíaca crónica agravada.
Cinco años después, ocho personas entre médicos, psicólogo, enfermeros y coordinadores, enfrentan juicio oral por homicidio simple con dolo eventual, con penas que podrían llegar a 25 años. Las pericias hablan de internación domiciliaria deficiente, falta de controles y abandono de persona. La causa sigue abierta y divide opiniones entre quienes ven negligencia médica y quienes defienden que el deterioro del astro futbolista era irreversible.
En Fiorito, en Nápoles y en cada rincón del planeta donde se patee un balón, Diego sigue vivo. Porque, como él mismo dijo una vez: “La pelota no se mancha”. Y cinco años después, su huella permanece imborrable.
En un evento cargado de glamour y expectación, la FIFA definió este viernes 5 de diciembre los 12 grupos de la Copa Mundial de Fútbol 2026, un torneo histórico con 48 selecciones divididas en zonas de cuatro equipos cada una.
La Major League Soccer corona a su campeón el sábado con un duelo estelar: Inter Miami de Lionel Messi contra Vancouver Whitecaps de Thomas Müller. Ninguno de los dos ha llegado antes a la final, y tanto el argentino, con dos años en la MLS, como el alemán recién llegado al equipo canadiense, aspiran a alzar el trofeo en un Chase Stadium que estará a reventar.
Pese a una victoria heroica por 2-1 en el duelo de vuelta disputado el 2 de diciembre en el Estadio Cibao FC de Santiago de los Caballeros, los naranjas no lograron la remontada soñada. El triunfo en Puerto España la semana pasada le fue suficiente al equipo trinitense para llevarse el 3er. puesto.