Álvaro Angulo, lateral colombiano que milita en Pumas UNAM, enfrenta una situación que trasciende lo deportivo. En los últimos días, el jugador ha recibido amenazas de muerte vinculadas a su paso por Independiente de Avellaneda, club argentino donde tuvo un breve y polémico paso. La noticia fue confirmada por el técnico Efraín Juárez, quien reveló que el club activó protocolos de seguridad y que las autoridades mexicanas ya están involucradas.
El caso ha generado preocupación en el entorno del fútbol mexicano. No es común que un jugador reciba amenazas por conflictos que se originaron en otro país, pero en este caso, la tensión parece haber cruzado fronteras. Algunos medios argentinos señalan que las amenazas podrían estar relacionadas con deudas internas del club o con grupos de presión vinculados a barras bravas.
Angulo, por ahora, sigue entrenando con normalidad, aunque bajo vigilancia. El club ha reforzado la seguridad en sus instalaciones y ha ofrecido apoyo psicológico al jugador. La Liga MX también se ha pronunciado, condenando cualquier tipo de violencia y recordando que el fútbol debe ser un espacio de competencia, no de intimidación.
Este episodio pone en evidencia la vulnerabilidad de los futbolistas en contextos donde las pasiones se desbordan y las instituciones no siempre ofrecen protección efectiva. Angulo, que llegó a México buscando estabilidad y crecimiento profesional, ahora enfrenta un desafío que ningún entrenamiento prepara: jugar mientras se protege.