Fabio Wibmer, conocido por sus acrobacias imposibles en bicicleta, llevó su creatividad al límite al descender la pista Streif de Kitzbühel, una de las más peligrosas del esquí alpino, sobre una bicicleta especialmente modificada. El reto: sobrevivir a una pendiente helada con curvas cerradas, saltos y hielo puro.
Para lograrlo, Wibmer diseñó una bicicleta con neumáticos que incorporaban 576 clavos metálicos, permitiéndole adherirse al hielo sin perder velocidad. Durante el descenso, alcanzó los 107 km/h, una cifra que rivaliza con los esquiadores profesionales. La preparación tomó dos años, incluyendo pruebas en condiciones extremas y múltiples caídas.
El proyecto no solo fue una hazaña técnica, sino también una declaración de amor al deporte extremo. Wibmer demuestra que la creatividad y la ingeniería pueden expandir los límites del ciclismo, llevándolo a terrenos impensables. Su video, publicado en redes, acumuló millones de vistas en días, inspirando a una nueva generación de riders.