TOKIO — Alexander Ogando dejó claro que los 200 metros son una de sus pruebas fuertes, pero esta vez no bastó para acercarse al podio. En la final del Mundial de Atletismo, el velocista criollo completó la distancia en 20.01 segundos, para terminar en el sexto puesto.
El oro se pintó de rojo blanco y azul: Noah Lyles, de Estados Unidos, se coronó con 19.52 segundos; su compatriota Kenneth Bednarek lo siguió muy cerca (19.58), y el bronce fue para el jamaiquino Bryan Levell (19.64). En su carrera, Ogando vio pasar el techo de medallas cuando Letsile Tebogo y Zharnel Hughes lograron tiempos mejores que el suyo y se aseguraron la cuarta y quinta plazas.
Aunque con el sabor amargo de no poder colgarse medalla, Ogando tuvo momentos de mérito: avanzó a la final tras una semifinal bajo lluvia en la que clavó el cronómetro en 19.98 segundos. Esa marca alimentó la esperanza de que podría pelear por un lugar en los tres primeros.

A no decepcionarse
El sexto puesto confirma que Ogando está entre los velocistas de élite, pero supo que para subir al podio en campeonatos tan grandes se requieren detalles finos: salida perfecta, mantenimiento de ritmo entre los 80 y los 120 metros, y cerrar fuerte sin ceder al cansancio de los metros finales. Este Mundial sirve como termómetro: hay material para seguir trabajando y aspirar más alto en futuras competencias.
Con información e imágenes de:
Listín Diario